"Con internet o sin ella, quien acaba ganando las partidas siempre es la imaginación."
El debate sobre los cambios que internet ha impuesto en el funcionamiento de nuestra sociedad ha quedado ya obsoleto. Internet es el presente, y no aceptarlo es autoexcluirse. El mundo virtual y el real se han fusionado en uno solo sin traumas ni brusquedades; se ha tratado simplemente de ir incorporando a nuestro dÃa a dÃa herramientas cuyas prestaciones ni siquiera se hubiera atrevido a imaginar un visionario de la talla de Julio Verne.
Con un ordenador y mÃnimas nociones de navegación podemos conseguirlo TODO. Sin invertir demasiado tiempo, pongamos en una hora libre, gracias a internet a uno puede darle tiempo de realizar una transferencia bancaria, consultar los titulares de los periódicos digitales, leer el mail de un amigo que escribe desde la otra parte del mundo y, además, responderle, reservar dos entradas de cine para la sala, el dÃa, la sesión y los asientos que se desean, consultar el tiempo que hará mañana y buscar pareja en un portal de citas.
Internet ha acabado con las largas colas, los desplazamientos innecesarios, los estrictos horarios de oficina y los chascos del tipo "lo siento, he venido a bailar y a estar con mis amigas", además de haber recuperado un arte tan noble como el de cartearse con un ser querido sin necesidad de ir a por sobre y sello. Si para los que hoy tenemos más de treinta años internet se ha revelado como el más célebre logro tecnológico aplicable a nuestros actos cotidianos, para las nuevas generaciones el mundo sin internet es sencillamente inimaginable. Han crecido con ella y necesitan la red como el aire que respiran.
Como suele decirse, el que sabe sabe y el que no sabe nunca aprende. Hubo personas brillantes antes de internet y habrá personas brillantes con ella. Al fin y al cabo, la red es un invento del hombre y nosotros somos quien la mantiene viva, tan viva que podemos afirmar que internet se ha convertido en el campo de batalla empresarial donde las empresas con más imaginación son las que se llevan el gato al agua.
La falta de paciencia es el principal rasgo del usuario de internet. Cuando accedemos a una web no queremos complicaciones. Tenemos una mano en el ratón y, si al sitio al que hemos ido no hallamos lo que queremos, cliqueamos y adiós; un cliente menos.
La empresas que rentabilizan sus webs son las que estructuran la información de tal modo que el navegante se sienta cómodo y vea satisfechas todas sus expectativas. La página web ya ha dejado de ser una carta de presentación para convertirse en la solución que el usuario está buscando. Además, nuestra página web es la que nos permite mantener en funcionamiento el negocio mientras nosotros descansamos.
"Con internet o sin ella, quien acaba ganando las partidas siempre es la imaginación."